Dicen que la senda artística nunca es en línea recta, sino en espiral, llena de altos y bajos. Así me siento yo todo el el rato mientras veo pasar el tiempo inescrutable delante de mis narices, enmarañada en un caos híperestimulado.
Tratar de crear una estabilidad productiva que encaje en este engranaje social industrializado y competitivo en el que vivimos suele ser angustioso, porque la realidad es que mi creatividad es demasiado errática para considerarla algo concreto y físico todo el tiempo. Normalmente acaba perdiendo el sentido… efímero es una buena palabra para definirlo. Aun así, mis ganas de compartir esta parte de mi son tan fuertes que he decidido apostar de verdad y darle un lugar concreto. Mi laboratorio artesanal ha tenido varios nombres, y siempre ha ido evolucionando conmigo.
Llevo muchos años jugando a crear con mis manos con la palabra artesanía en mi consciencia, porque antes esa puerta era desconocida para mí. Hace ocho años tuve la oportunidad de acompañar a una persona en su camino de creación y ferias artesanales. Me fascinó la idea de poder vivir de esa manera, de poder vivir de la propia creatividad sin la necesidad de que nadie antes deba de aprobar tus obras, como sucede en las galerías de arte, que era el contexto del que yo aprendía en esa época como estudiante de Bellas Artes.
Mi desencanto temporal se convirtió en una afición adictiva de crear con materiales diferentes a la pintura y el grafito. Incluso a lo largo de estos años me animé a participar en algún que otro mercado a pesar del panorama pesimista general que encontraba y mi falta de experiencia. Al hacerlo con la ilusión en realidad no me importaba tanto, no ganaba mi vergüenza. El impulso creativo va más allá del beneficio económico que puedas obtener (aunque sea de mucha importancia), y con cuatro cosas desordenadas me lanzaba al barro a probar suerte con todos mis miedos.
Entonces encuentras ese feedback… y es que no hay nada más alentador que cuando las personas valoran tanto el trabajo hecho que están dispuestas a adquirirlo de buena gana, realmente este es el mensaje que a todos nos impulsa a seguir con más fuerza en cualquier vocación, porque encuentras un sentido que refuerza tu instinto, en el que recibes la respuesta de que sí, que en lo que empleas tu energía y tu tiempo vale y tiene sentido.
Demasiadas son las veces en las que la pregunta ¿de qué sirve todo esto? aparece por mi mente, quizás porque el arte siempre es nada concreto y tan personal, y el trabajo precisamente radique en bajarlo al mundo, a enfrentarlo hacia él. Muchos son los momentos en los que pienso en tirar la toalla, pero estoy infinitamente agradecida de tener a mi alrededor íntimo un apoyo incondicional a mi ser creativo, un ánimo a seguir insistiendo a seguir mis ilusiones y alientos. Así que este verano, cuando todo el mundo se ha ido de vacaciones, he decidido regalar a mi proyecto artesanal este espacio dónde mostrar, compartir y ofrecer toda la inspiración y la creatividad que me acompaña, para que ojalá resuene dentro de ti el mundo onírico y terrenal que quiero transmitir y se expanda a tu realidad espacial, para que tu lo sigas transformando.
¿Me acompañas?